La
angosta franja de energía en nuestra capa brillante de conciencia
que nos deja el predador al nivel del suelo, es
para aprovecharla, otorgándonos problemas
banales, para así producir llamaradas de
conciencia, la cual consumen de manera despiadada y predatorial, manteniéndonos vivos únicamente para
alimentarse de la llamarada energética de nuestras pseudo-preocupaciones.
-El Lado Activo del Infinito, pág. 181
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